Entrevista con Luis Fayad

Luis Fayad, el autor de Los Parientes De Ester, magistral y crudo retrato novelístico de las angustias, dudas y crisis de la sociedad bogotana, aceptó está conversación con Marcos Fabián Herrera. Sus obsesiones y fantasmas literarios y su lúcida y descarnada visión del país y del papel del escritor, son algunos de los graves asuntos que afloran en este diálogo con este narrador, uno de los autores compilados en las antologías Conjuro Capital, proyecto de la Fundación Común Presencia, con el auspicio de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño.

Fayad ha publicado las novelas Los Parientes de Ester, Compañeros de Viaje, La caída de los puntos cardinales, Testamento de un hombre de negocios, y los libros de relatos: La carta del futuro, El regreso de los ecos, Un espejo después, Los sonidos del fuego, Olor de lluvia y Una lección de Vida. Vive en Alemania donde ejerce el periodismo, la docencia y la traducción.

Sus obras son clasificadas por algunos críticos, con cierto facilismo, en la tramposa e indefinida categoría de “Literatura Urbana”. ¿Se siente cómodo con esta definición?

Para facilitar el diálogo sobre literatura se hacen clasificaciones, se delimitan géneros, y se crean categorías y divisiones de acuerdo a la tradición o surgidas de las nuevas modalidades. Muchas veces es difícil establecer sus límites y reglas y por lo tanto se ignora su verdades intrínsecas. El lector se entrega a la lectura de un “poema en prosa” o de una “prosa poética” y acepta la definición pero quizá no sepa de dónde proviene porque él mismo puede contradecir las diferencias o puede no encontrarlas. En la novela, el cuento y las narraciones en general se han hecho varias clasificaciones: Habría que empezar por la novela bucólica y seguir con la de aventuras y con una muy diferente, al menos en definición, la novela psicológica, y la novela policial, la rosa, la histórica, otras más, y como una conjunción de algunas la novela urbana. La definición, que parece explicarse por sí misma, empezó a ser fuente de estudios en Europa hace ya más de dos siglos. Entre nosotros el tema tomó más importancia a mediados del siglo XX, como señal de un cambio en la literatura. En este sentido no me incomoda que parte de mis libros sean clasificados en esa categoría, pero debe haber consideraciones posteriores, las que pertenecen a la literatura como una actividad humana y libran a los críticos de posiciones facilistas. La novela urbana no significa sólo un cambio de escenarios, significa el cambio en el modo de pensar y de actuar del habitante de las ciudades, en una relación diferente con los elementos naturales. Es una oportunidad más en el estudio de una novela, por sus nuevos paisajes o por la novedad de que no hay paisajes, al lado de sus valores literarios.

Su literatura, retrata esa clase media colombiana, esquilmada y endeudada; siempre a la espera de oportunidades. ¿Por qué su inclinación por estos temas?

En Colombia, durante 500 años, gran parte de la sociedad ha estado a la espera de oportunidades, sintiendo que se las han negado cuando esa misma parte ha contribuido a que los demás las logren. Y cuando uno ha vivido en esa sociedad y conoce su historia, todo se le va quedando en la sensibilidad y en el raciocinio y puede utilizarlo en sus creaciones literarias. El fin de la literatura no es revelar las contradicciones y desventajas sociales, pero lo que pertenece a la sociedad tiende a aparecer en las novelas, cuentos, poemas y en otras actividades del escritor. Lo fundamental es que no aparezcan falseadas. Pueden no aparecer, pero si lo hacen tienen que reflejar la realidad, no alterar la verdad de las relaciones humanas ni la estructura de sus grupos, sobre todo aquellos que sufren las desventajas.

Gregorio Camero en “Los Parientes De Ester” y Acacia en “La Carta del Futuro” son personajes que representan el país de la convulsión, las crisis y las incertidumbres. . .

Y también de las esperanzas, la búsqueda, la no resignación. Hay mucho de convulsión y de crisis sociales y personales, las que se han vivido en el país y no pueden ocultarse, pero también hay mucho de lucha, frente a las incertidumbres hay decisiones. En otras de mis novelas y cuentos se perciben preferencias de otro tipo, lo que en literatura se llaman fantasmas.

“Los Parientes De Ester”, marcó una ruptura con la tradición novelística de la violencia. Ahora, después de 28 años de su primera edición, ¿Cómo la ubica en la novelística colombiana?

Que se diga que mi novela Los parientes de Ester marcó una ruptura con la tradición literaria de Colombia me hace pensar que he cumplido con algo decisivo en los propósitos de mi oficio de escritor. Después de 28 años de su primera edición yo la ubico ante todo en mi propio trabajo literario y veo que he procurado desarrollar otras propuestas de temática y de estructuras. En cuanto a su ubicación en la novelística colombiana creo que significa algo. Me siento satisfecho con lo que según la opinión de algunos representa.

Los escritores colombianos de su generación en su mayoría establecieron sus residencias en el exterior. ¿Es Colombia un país adverso al ejercicio literario?

Curioso, pese a que la situación de Colombia no es mejor que antes y tiende a empeorar, es un país cada vez más favorable para el ejercicio literario. Los escritores colombianos lo hacen posible. Esa es la prueba de su vocación, muchos son víctimas de amenazas por sus declaraciones a favor de una mejora social, viven en una situación adversa por falta de editoriales y publicaciones literarias, reciben irrisorias compensaciones económicas cuando las reciben y el público está alienado por las carencias para cumplir las necesidades cotidianas. Sin embargo los escritores se esfuerzan por superar el medio adverso y mantener la atención en la literatura.

¿Nunca lo han seducido otros géneros como el ensayo y la poesía?

Mi interés por el ensayo se manifiesta en los artículos que escribo y mi fe en la poesía está reflejada en el orden poético, tejido secreto, que de acuerdo a una finalidad estructura mis libros. La pregunta hace pensar en la integración de géneros en una sola página. De todos modos, en el momento de escribir, en el lenguaje y en la forma, yo reconozco mi actitud y creo distinguir el periodismo, el ensayo, el cuento, aunque al final, por la dificultad de separar géneros, resulten una concordancia.

Ángel Rama lo consideró el narrador más sólido después de García Márquez…

Toda flor exhala buen aroma para su destinatario.

¿Opacó la sombra garciamarquiana a su generación?

La presencia de un gran escritor es un estímulo para las nuevas generaciones, lo demás es un asunto de publicidad, no de trabajo literario.

En su saga narrativa, “La caída de Los Puntos Cardinales” constituye un viraje en sus constantes temáticas. Hablemos de esta exploración histórica a los inmigrantes en el país.

En mis novelas la historia universal está al lado de la historia particular. Se destaca lo individual de cada personaje, sobre todo en su relación con los demás. En La caída de los puntos cardinales intervienen las historias de Colombia, del Líbano y del continente Americano, que son un resumen de la historia del mundo y sirven para componer los avatares íntimos de sus criaturas. La historia personal que yo pueda aportar se basa en las anécdotas que conocí de mis parientes viejos y de los descendientes de libaneses, de las investigaciones sobre los países que más influyeron en los personajes de la novela y de mis recientes diálogos con los nuevos inmigrantes libaneses a Europa. El tema de mis lecturas y conversaciones se dirigía a la conformación de la sociedad, las diferencias y las identificaciones religiosas, las relaciones políticas y las comerciales y sus cambios con los nuevos intereses del mundo.

¿Qué le ha aportado a su obra, el desempeño en el periodismo y la traducción?

Tengo la impresión de que es mi ejercicio literario el que ha aportado algo al desempeño de mis trabajos de periodismo y de traducción. La costumbre de estar siempre escribiendo algo o buscando un tema me facilitó luego la disciplina en el periodismo, del mismo modo que el aprendizaje del idioma, de sus giros y precisiones para las traducciones literarias, me han ayudado a la consumación de las ficciones. Lo valioso del periodismo y de la traducción que ejerzo es el material involuntario que como un sedimento, queda indeleble para, involuntariamente, filtrarse en mis narraciones.

¿Qué tanta recepción tiene la literatura colombiana en Europa?

Buena. Hay veces en que el interés por la literatura latinoamericana, en castellano y en portugués, no es tan fuerte, pero no decae del todo. De la literatura colombiana he visto libros de los nuevos escritores publicados en España y traducidos en Alemania y en Italia. Y, lo cuál me parece sustancial, ha cambiado mucho la visión de los lectores en el viejo continente: ya no buscan sólo una literatura exótica… también persiguen en nuestras ficciones el rostro, evocado y esquivo, de la literatura universal.